viernes, 13 de junio de 2008

Nocturno de Chile (Bolaño, Roberto)

En el último mes casi no había escrito reseñas así que desde ya me excuso si alguien (lo dudo) estaba esperando con ansias mi vuelta a este espacio. Como se habrán dado cuenta, la interrupción de la nada comenzó con un par de citas y no con una reseña. Espero que les guste eso. De todas maneras ahora volvemos a la normalidad, si es que podemos llamarla así.


El objeto de fruición del día de hoy será “Nocturno de Chile” de mi tan estimado como occiso Roberto Bolaño. Del chileno -que según Rodolfo Fogwill (a quien no he leído) en entrevista de hoy publicada en La Tercera, tiene todo de argentino y mexicano y nada de chileno- ya se ha reseñado en este espacio “Consejos de un discípulo de Morrison…” que escribió junto a A. G. Porta.


“Nocturno...” una vez más lo encontramos en las Narrativa Hispánicas de Anagrama y fue escrito el 2000, dos años después de “Amuleto”, libro con el cual guarda grandes semejanzas en el estilo narrativo.


Sebastián Urrutia Lacroix es nuestro personaje principal y todo el libro serán un gran monólogo con un solitario punto aparte, es decir, dos párrafos. Como bien sabemos que a nuestro Bolaño le encantaba extraer personajes desde la realidad, siendo él mismo muchas veces inspiración, en esta ocasión Urrutia Lacroix no es más que la ficción de Ignacio Valente o, mejor dicho, José Miguel Ibáñez Langlois, sacerdote y principal crítico literario del país en años desde la tribuna de El Mercurio.


Si en “Amuleto” se revisita un personaje patético presentado en “Los Detectives Salvajes”: Auxilio Lacouture, aquí la intención no es distinta; mostrar las últimas horas de Urrutia Lacroix y, en ello, recorrer las idas y venidas de su incesante imaginación y vida ad portas de la muerte.


Recuerdos, halcones, Iglesias, libros, tertulias y una incesante ambigüedad componen esta novela. También ¡infaltables! Pinochet y la Junta. Puro fluir de la (in)conciencia en el lecho de alguien que se siente ¿culpable?. El ritmo es frenético -al igual como debe ser el delirio- y, por ello, el libro acabable de un soplido. La ironía se extiende por sus redondas ciento cincuenta páginas y pocos títeres quedan con cabeza.


La idea del autor de titular la novela como “Tomenta de mierda” si bien no se pudo reflejar en la portada, quedó claramente ilustrada en las letras que reflejan su sentir: la mierda asquea, pero también muchas veces causa risa, mucha. Caca. En todo caso, Bolaño también parece estar de acuerdo en que después de la tormenta, siempre viene la calma.

Acción pública y literatura.-

Leyendo "Justicia y Poética. La imaginación literaria y la vida pública" de Martha Nussbaum, profesora de la Universidad de Chicago, encontré estas citas que ella pone al inicio de la tercera y última parte de su libro, llamada "Los poetas como jueces". Uno de los planteamientos esenciales de la académica viene a ser la necesidad de un raciocionio humanista en las decisiones públicas y, con ello, poner a la imaginación literaria no como enemigo del pensamiento racional en lo público, sino por el contrario, considerarlo uno de sus ingredientes esenciales. Si bien el blog seguirá siendo principalmente de reseñas, cada vez más habrá espacio para el juego.

Aquí la citas:


"Hace poco leí algo que me conmovió. Estaba leyendo a Chesterton y él hablaba de una de las obras de Carlota Brönte, creo que de Jane Eyre. Chesterton dice que uno va y mira la ciudad -creo que se refería a Londres- y que entonces uno ve todas esas casas, aun a fines del siglo diecinueve, y todas parecen haber sido iguales. Y uno piensa en toda esa gente que sale a trabajar y es toda igual. Pero, comenta, Carlota Brönte nos dice que no todos eran iguales. Cada una de las personas de cada una de esas casas y de cada una de esas familias es diferente, y cada cual tiene una historia que contar. Cada una de esas historias nos dice algo sobre la pasión humana. Cada una de esas historia nos habla de un hombre, una mujer, hijos, familias, trabajos, vidas, y el libro nos transmite eso. Así que la literatura a menudo me ha resultado muy útil para bajar de la torre."


Stephen G. Breyer
al Cómite Judicial del Senado, en las audiencias para su nominación para la Corte Suprema de Estados Unidos.

"Al decir a los reos que ningún aspecto de su individualidad está amparado por las garantías constitucionales, ni siquiera la foto de un hijo o una carta de la esposa, la Corte rompe con una tradición ética que yo creía consagrada para siempre en nuestra jurisprudencia."

Juez Stevens, Hudson contra Palmer, 1984.