Si bien esperaba actualizar semanalmente esta página, el fin de semana fue fructífero en cuanto a lectura y hoy les puedo comentar “Esperanto” de Rodrigo Fresán. Como espero sea costumbre, partamos por los datos duros. Fresán nació en Buenos Aires el 63 y partió con un par de libros de cuentos –que por lo que leo en su mismo libro, y no habría por qué no creerlo- alcanzaron un éxito inmediato. “Esperanto” es su primera novela y ve la luz de la publicación por Tusquets Editores en enero del 97. Su última novela publicada es “Los Jardines de Kensington”.
La portada del libro en cuestión nos presenta un lomo negro, autor con mayúsculas y minúsculas, título sólo en estas últimas, la colección en cursiva y todas en blanco y alineación a la izquierda. Por su parte, ocupando gran parte de la misma, tenemos un dibujo de Xavier Vives, inspirado en una fotografía tomada por Phil Stern, adivinen de quien, del mítico James Dean obviamente jugando al misterio. Ya en el interior doscientas veinte páginas, muy buen espaciado, más que agradable tamaño de la fuente y ¿nueve? días en los cuales veremos desarrollarse la acción. Respecto al precio, según lo visto en Internet estaría alrededor de los quince mil pesos.
Después de estos datos rosa que los considero necesarios para quienes además de comprar buenos libros, les gustan que se vean bien –y se puedan leer bien-, vamos a la novela misma. A Federico Esperanto nadie lo comprende y cada semana de su vida, después de lo hecho, sabe muy bien que vendrá. Músico –sin música- y con treinta y cinco años nos dice que “la vida sigue, no continúa”. Pero algo nuevo sucede. Hay un sueño recurrente y algo cambia en él. Al parecer esta semana será distinta, él no lo intuye, lo sabe. Durante los días de ella se reconstruirá un pasado que simplemente ya no existía y seremos testigos de una vida en la cual están incluidas las de diversos personajes que se configuran para crear una historia tan triste como risible.
“Esperanto”, contra mi pronóstico cuasi-inicial de las páginas que continuaban a las primeras, resulta ser una gran novela. Parece ser una historia muy generacional, lo que todos querían decir en los noventas-escrito-a-la-manera-que-se-escribía-en-los-noventas, pero no es eso, mejor dicho, es bastante más que eso. Se aprecia una prosa joven y rápida, que a veces parece entregarnos una historia como tantas otras, pero se observa también un trabajo que le da la profundidad necesaria para pasar de ser sólo una historia bien contada -y conste que esto ya es complejo- a una novela sólida y atractiva. La constante búsqueda del escritor por decir cosas inteligentes, interesantes y llamativas, es en muchos pasajes del libro (y en otros podemos decir que no lo es, pero son los menos) claramente lograda. Finalmente sólo decir que Federico Esperanto logra ser un gran personaje en el cuerpo y alma de un pobre tipo. Al parecer para los pobres tipos también queda la esperanza nos dice Fresán.