sábado, 17 de mayo de 2008

La vida privada de los árboles (Zambra, Alejandro)

El antiestudio del viernes, propio de un día de cumpleaños, llevo consigo una tarde de lectura de lo más cundidora y, gracias a ella, les hago llegar la reseña del día de hoy: “La vida privada de los árboles” ( 2007) de Alejandro Zambra.


Siendo cerca de las cinco de la tarde del día de ayer partí rumbo a la Biblioteca de Santiago a devolver (obviamente atrasados) unos cuantos libros y a pedir otros tantos. Del que les hablo el día de hoy vino de vuelta conmigo en ese paseo. Es un libro de veinte por trece coma dos centímetros, de un color grisáceo claro, con una foto en la portada y letras, unidas y consistentes en palabras, en la contratapa (súmenle a ellas un código de barras con los siguientes número: nueve, siete, ocho, ocho, cuatro, tres, tres, nueve, siete, uno, cinco, cuatro y ocho). En definitiva, podemos decir que es un libro editado por Anagrama en su serie de Narrativas Hispánicas.


Alejandro Zambra es chileno y tiene una edad en la cual, por convención social, aún se suele considerar joven a la gente (nació el setenta y cinco). Según leo en el mismo libro, “La vida privada…” es su segunda novela y su primera novela, llamada “Bonsái”, es muy corta y la crítica la recibió con bastantes halagos.


Entrando al libro mismo, es decir, al contenido de él, se puede decir que en ciento diecisiete páginas se nos narra una espera: la espera de Julián por Verónica. La espera de un escritor por la pintora con quien vive y de quien se encuentra enamorado. Esta espera tiene como adorno la existencia de Daniela, la hija de Verónica, que no se queda dormida nunca. Para lograrlo Julián le contará historias, historias sobre la vida privada de los árboles las cuales comienzan con una conversación entre un álamo y un baobab.


“La vida privada de los árboles” es una historia urbana chilena. Tiene algo de snob, de alternativo. Recuerda a aquellos i pod´s de primera generación, esos de pantalla monocromática, bastante gruesos y pesados, muy blancos que realmente salieron hace muy poco pero ya se encuentran olvidados. Suena a “Play”, aquella película también chilena, de Alicia Scherson en la cual una joven nana recorre Santiago con su aparatito blanco hijo de Steve Jobs entregándole música, un soundtrack, a su búsqueda del dueño de un maletín perdido.


Zambra, sin lugar a dudas, escribe bien, logra construir una historia que engancha (se lee de una tirada) y dice cosas bastante inteligentes. Juega con los tiempos y es sutilmente irónico con lo pasado, presente y futuro. Pasemos un par de horas aguardando la llegada de Verónica junto a Julián. Quizás nosotros también podamos contarle una historia a Daniela o, a lo menos, disfrutar una que nos cuente ella.

viernes, 16 de mayo de 2008

Expiación (McEwan, Ian)

El atraso de la reseña de hoy se debe más al acaso que a mi falta de lectura. El computador de mi pieza amaneció sin mouse tras la celebración de mi cumpleaños el sábado pasado, razón por la cual no había podido ponerme al día en esto y, tras una semana de tiempo perdido, hoy retomamos la labor.

En este glorioso viernes dieciséis de mayo, el objeto de devoción de este espacio será “Expiación” (Atonement) de Ian McEwan. De este libro y del autor se ha hablado bastante y, de hecho, hace poco tiempo apareció la película basada en esta novela (la cual vi a medias y no logró convencerme del todo). Una vez más la edición leída se la agradecemos a Anagrama y su Panorama de Narrativas, la cual nos entrega cuatrocientas treinta y cinco páginas de letra grande y espaciado cómodo a la lectura.

Entrando en tierra derecha puedo decir que este es el segundo libro que leo del bueno de McEwan (el primero fue “En las Nubes”, un libro de cuentos para niños –y no tanto- del cual recomiendo fervorosamente la lectura de uno llamado “El Gato”) y sólo puedo decir que este británico de anteojos que se encuentra al borde de los 60 sabe escribir realmente bien.

Si de buenas a primeras alguien les dijera que doscientas veintidós páginas de una novela van a relatar una y otra vez un mismo par de horas de un día en una acaudalada casa británica del período entre guerras quizá no les parecería lo más atractivo. Pero sin lugar a dudas la escritura de McEwan, su capacidad de llevarnos como observadores directos y su exquisitez para describir las situaciones físicas y sicológicas desde los más diversos puntos de vista hacen de la primera parte de la novela (consta de tres) una construcción magnifica. De las otras dos puedo decir que la historia se va desarrollando tan sutil y naturalmente que, tal como leí hace poco en la contratapa de una edición de “Rojo y Negro” de Stendhal, la historia no es leída, es vivída y tal como la vida, no deja de sorprender.

Si desean una síntesis de la novela, les aconsejo que miren la contratapa de ella en cualquier librería. Por mi parte me contento con decirles que hay una familia acaudalada, un hijo de la criada al cual se le paga la educación, una relación rara entre éste y una hija de la familia y unas visitas al hogar –primos y amigo de un hermano- que traerán a la vida de la familia Tallis uno que otro sobresalto.

Para ir cerrando, sólo un par de cosas. La primera es que no me gusta mucho coincidir con los extractos de citas que ponen los editores en la contratapa de los libros con fines publicitarios, pero aquí claramente pienso muy similar a una de ellas: “McEwan es un clásico, pero absolutamente original”. Lo segundo y final, lean este libro y también lean “Flaubert´s Parrot” de Julian Barnes. Son dos clásicos vivitos y coleando y de seguro los harán entrar de lleno a la literatura británica actual.

viernes, 2 de mayo de 2008

Océano Mar (Baricco, Alessandro)

Salió demorosa la reseña del día de hoy, pero más vale tarde que nunca. Caballo nuevo repite nos enseña el dicho popular así que hoy tenemos nuevamente en este espacio al bueno de Alessandro Baricco (Turín, 1958) en esta ocasión con “Océano Mar” (1993) La reseña anterior que tuvimos del italiano fue de su última novela “Esta Historia” y debemos decir resultó bastante halagüeña.

“Océano Mar” es la segunda novela de Baricco después de su debut con “Tierras de Cristal” (1991) y la tercera que le leo (“Seda” y “Esta Historia” han sido las otras) La edición leída nuevamente nos la entrega Anagrama, pero esta vez no con el lomo amarillo pálido de su Panorama sino con uno verde agua de su serie Compactos. La novela cuenta con doscientas treinta y cinco páginas y está dividida en tres libros. La traducción del italiano al castellano corre en esta ocasión por cuenta de Xavier González Rovira y Carlos Gumpert.

Entrando al contenido, Océano Mar, como su nombre ya lo indica, es una novela que tiene como eje central la figura del mar. En él se entrecruzan las más extrañas historias (una de las gracias que le he encontrado a los tres libros de Baricco es su imaginación a toda prueba) gracias a dos hechos-sucesos-situaciones: un naufragio de ribetes épicos y la concurrencia en una posada en la playa de extraños y mágicos personajes. Entre los personajes destacan, no por su preponderancia, sino debido a que particularmente me parecieron historias muy atractivas, el pintor Plasson y el científico Bartleboom. Cada uno con sus sueños y locuras que dan una profundidad enorme al mar. Sin lugar a dudas, podría hacer una síntesis de cada uno de los personajes, historias y otras cosas para llamarles más la atención sobre el libro, pero realmente no sería cosa fácil puesto que los cruces, tiempos y personajes no son menores. Baste con decirles que se arma una historia bastante atractiva que tiene por ahí un curita, una mujer infiel y unos niñitos bien especiales entre otros.

Haciendo un análisis algo más crítico y obviamente cayendo en las inevitables comparaciones, creo que de las novelas leídas de Baricco esta es la que menos me gustó (consideremos a su favor que las otras dos me gustaron bastante) Más allá de las historias y personajes, que vienen a ser geniales obras de la imaginación, me parece que la novela en sí es algo irregular puesto que si bien logra momentos de gran ritmo como en casi todo el primer libro “Posada Almayer” y ya en el último libro la sección dedicada a Bartleboom (que me recordó de manera notable dos grandes obras: “Un tal Lucas” de Cortázar y “Cándido” con su filósofo Pangloss) cae en partes más lentas y de menor intensidad en largos pasajes. La gran importancia que da Baricco a la forma narrativa y a los juegos de palabras en cierto sentido agobian en algunos pasajes y también quitan ritmo a la obra poniendo lo accidental sobre lo sustancial. De todas maneras a su favor se puede decir que habiendo leído su última novela ese juego tan interesante cada día lo domina mejor.

Para cerrar, aunque por lo dicho pareciera que “Océano Mar” no fuera una lectura muy recomendable, claramente sí lo es. De hecho bastaría la presencia de un personaje como los ya señalados para que sí lo fuese. Con ellos la lectura se tornará agradable, divertida y en algunos pasajes profunda, como solo lo puede lograr un buen libro.

P.S: A modo de comentario para quienes hayan leído “Océano Mar” y “Esta Historia”: llama la atención la presencia de “espacios” en los cuales las actitudes humanas no tienen explicación alguna: allá la guerra, aquí el mar. Ahí tenemos un lindo tema de conversación.

¡Saludos!