domingo, 13 de abril de 2008

Estupor y Temblores (Nothomb, Amélie)

El turno de esta jornada -que se viene tan doble como aquellos partidos de los que habla mi papá de la década de los sesentas en que venían el Santos de Brasil, la selección de Checoslovaquia y no sé quién más y jugaban en un Estadio Nacional lleno de familias- comienza con “Estupor y temblores” de Amélie Nothomb (Kobe, 1967).

Respecto a la autora podemos decir que nació en Japón, pero ella es belga y escribe en francés –y escribe bastante-. Respecto a la obra, que esta basada en su propia vida; en su trabajo en una gran empresa japonesa.

La versión leída es editada por Anagrama en su Panorama de Narrativas y nos entrega en su portada a la misma Nothomb (puede que no sea ella, pero en verdad se parece mucho) con varios temblores y un no tan claro estupor. La imagen es una fotografía, supongo que muy photoshopeada o algo así, hecha por Richard Dumas. Como nos tiene bien acostumbrados el Panorama de Narrativas tenemos hojas gruesas, letras grandes y muy buen nivel literario.

“Estupor y temblores” cuenta la experiencia de una joven occidental de veintidós años que llega a trabajar a una gran empresa japonesa –de esas con edificios propios y redes mundiales, muchos jefes y pasadas de largo- y tiene que tratar de sobrevivir en ella. Las cosas no le saldrán bien e irá en un imparable y descabellado descenso. Hasta aquí no les he dicho nada que no puedan leer en la contratapa. Lo que la contratapa no les va a decir es que esta es una historia liviana. Eso, que suena muy mal para algunos, en este caso es un verdadero halago. En “Estupor...” claramente se busca mostrar cosas fundamentales, tales como el sentido del honor y de la jerarquía en Japón. Pero ahí no está la gracia. Su sentido es que se cuenta de una manera liviana y directa una historia y eso, pese a que cuesta digerirlo para alguien a quien le encantan las cosas más enredadas y a veces el lenguaje más técnico, es algo digno de alabanza. La risa que producen muchas situaciones del libro no son dadas por la solución a un complejo juego de palabras o la gran genialidad de un personaje irónico y mordaz que goza con el sonido del laúd; la cosa es más sencilla: la misma vida es la que da risa y a veces también emociona. Algo así como el slogan de TNT: “pasa en las películas, pasa en la vida real” es lo que nos quisiera decir Nothomb.

Cerrando, “Estupor...” nos entrega grandes cosas. Podemos aprender algo del Japón del stress. Nos dejará una moraleja y sabremos que la gente no es tan mala como parece. También podemos decir que logrará mostrarnos cómo escribir algo directo, preciso y de calidad. Pero finalmente, y creo que esa fue la intención de la autora, lo que más entrega es diversión, hacer pasar un buen rato y eso, lo logra con creces.

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