domingo, 6 de abril de 2008

Ecos Urbanos (Antología de Cuentos Chilenos)

Hoy le toca su turno a “Ecos Urbanos”, una antología de cuentos chilenos que en la contratapa nos plantean “voces jóvenes en busca de la identidad, las raíces y el amor.” Así, nueve autores –Alejandra Costamagna, Nona Fernández, Sergio Gómez, Andrea Jeftanovic, Marcelo Leonart, Luís López-Aliaga, Flavio Radrigán y Alfredo Sepúlveda- y nueve cuentos –Por eso me reía, Manú, Invictos, Crónica Urbana, Cartier a medianoche, El pelito Ortague, Vendrá la muerte y tendrá tus ojos y Ejército Republicano Irlandés- respectivamente son planteados por Alfaguara Juvenil en su Serie Roja. En lo práctico el libro nos entrega una portada-fotografía en blanco y negro de una toma del interior de un vagón del Metro de Santiago (esos vagones más ochenteros que el Transantiago recicló y nuevamente tenemos entre nosotros) , en su interior una letra más que agradable a la vista y, lo olvidaba, un prólogo de Marco Antonio de la Parra. Todo por casi seis mil pesos en su librería favorita.

Partamos por la sinceridad. Me idea no era escribir sobre este libro, pero el martes cuando me di cuenta de que con el estudio me iba a ser imposible terminar 2666 para el domingo (sí, lo siento, aún no lo termino y además les cuento que para más remate empecé Expiación de Ian McEwan así que no sé para cuando tendré esas reseñas) decidí ser infiel como tantas veces y tomar algo a mano que fuera interesante para los pocos lectores de este espacio y bueno, privilegiamos este libro en razón de (i) estaba en mi casa, propiedad de mi hermana y (ii) algo habrá que leer de la narrativa chilena –obviemos el discurso del apoyo al artista chileno por patético-.

Ahora, vamos al libro. El prólogo debe ser de lo mejor que hay en su interior. Marco Antonio de la Parra nos habla de leer y escribir cuentos y lo hace de gran forma. Si no tienes las lucas para comprarlo o sencillamente no te interesa el libro pero tienes cinco minutos en el mall o en tu librería favorita ojéalo, son cuatro páginas de muy buen nivel. Entremos en los cuentos. Las temáticas jóvenes aquí son un par de historias de liceo, cárcel y algo de negocios turbios, obviamente un poco de romance, algo que evoca al 73 y otras cosas, algunas más originales como la que nos cuenta tangencialmente algo del IRA -disculpen pero no les voy a nombrar todo-. En sí, el libro es bastante irregular y contiene cuentos de buena factura y divertidos y otros que distan mucho en calidad y que ni siquiera logran despertar alguna emoción, siquiera una sonrisa. Esta opinión dura debe estar claramente equivocada porque en la parte final donde aparecen referencias de cada autor, la mayoría de estos han sido premiados así que algo no anda bien aquí: o estos no son sus mejores cuentos o yo estoy completamente equivocado en mi apreciación.

De todas maneras, para no quedarnos sólo con lo malo quisiera destacar “Por eso me reía” de Costamagna, “Invictos” de Gómez y “El pelito Ortague” de López-Aliaga. Las dos últimas muy divertidas y la primera con un tratamiento inteligente de un crimen y su pena –pena en todos sus sentidos- escrito en mal chileno. Estos cuentos, sin caer en muchos clichés y con historias sencillas logran divertir y hacer de esta antología algo más que una selección irregular.

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